miércoles, 2 de noviembre de 2016

2 de noviembre de 1973. Habla Juan Domingo Perón

 
 
 
Discurso pronunciado por el señor Presidente
de la Nación, Teniente General Juan Domingo
Perón, en la Confederación General del Trabajo,
el 2 de noviembre de 1973.

Compañeros: hoy voy a tratar un tema que, en líneas generales,
es de gran importancia para la organización sindical. Se
trata de la relación de la política con -la organización gremial.
Nosotros, los Justicialistas, hemos hablado deSde el comienzo
de nuestra actividad de una comunidad organizada.
Entendemos el país, con todas sus instituciones, como una
comunidad que, con un trabajo permanente, va labrando la felicidad
de un pueblo, al mismo tiempo que, sin hesitaciones ni
apuros, va labrando también, poco a poco, la grandeza de la
Nación. Eso, para nosotros, es una comunidad organizada, en el
entendimiento de que realizándose la comunidad, cada uno puede
también realizarse dentro de ella.

EL CAPITAL AL SERVICIO DE LA ECONOMIA
El Justicialismo ha venido. propugnando no la lucha, sino la
colaboración inteligente que pueda cumplir una función social,
por cuanto para nosotros la finalidad de todo nuestro trabajo es,
precisamente, la felicidad del pueblo. Pensamos que el hombre
es lo fundamental, y todo nuestro esfuerzo, desde el -punto de.
vista político, social, económico, cultural, etcétera, va dirigido en
beneficio del hombre. •
En este sentido, yo he sostenido permanentemente que la
política es sólo un medio para dar la posibilidad de que hombres
salidos del pueblo puedan tomar en sus manos el destino de la
Nación y llevarla hacia los grandes objetivos que perseguimos.
En lo social, buscamos que cada persona tenga el margen de
justicia que necesita para vivir con dignidad y con felicidad. Y en
el orden económico, sostenemos que el capital está al servicio
de la economía; no como era antes, en que la economía estaba al servicio del capital. Para nosotros es a la inversa: el capital
no tiene razón de ser sino al servicio de una economía, la que
a su vez está al servicio del bienestar social.
De esta sintética exposición de fundamentos nace toda la
orientación que el Justicialismo trata de poner en ejecución desde
el Gobierno y desde las instituciones del -Estado.
Siempre ha sido entre nosotros un tabú la intervención política
de las organizaciones sindicales. Todos han venido sosteniendo
que las organizaciones sindicales no deben intervenir en
política. Es decir que, mientras las organizaciones políticas intervienen
en el proceso sindical, los sindicatos no han de intervenir
en el proceso político. . Dado que la organización sindical
se realiza para convertirse normalmente en un factor de poder,
aquella premisa es totalmente falsa.
Nosotros tenemos nuestra experiencia. Hasta 1949, en que
se sancionó la Constitución Justicialista, las organizaciones sindicales,
por fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
eran consideradas como asociaciones ilícitas que quedaban a
merced de una justicia que se encargaba de anular y destruir
todo el poder que podría representar la asociación profesional.
Nada puede haber más i ajusto que esto.
Pero esto tiene su historia. Esa es la premisa fundamental
sobre la cual se consolidó y organizó todo el sistema demo liberal-
capitalista, que tiene su nacimiento en la Revolución Francesa
y cuyas consecuencias se han venido sintiendo durante todo
el siglo XIX y el siglo XX, que han sido dos siglos en que los
trabajadores han luchado en desventaja para poder alcanzar las
más elementales reivindicaciones que tienen derecho a exigir,
LA REVOLUCION FRANCESA
• Estos _dos siglos han sido de lucha. ¿Cómo comienza este
proceso? En la Revolución Francesa, después del 14 de Brumario,
cuando Napoleón, siendo Primer Cónsul de la República,
toma el. poder en Francia y termina con el proceso de la guillotina
y de la desorganización que toda revolución trae inicialmente
consigo.
Napoleón era monárquico. En consecuencia a el pueblo, que
habla hecho la revolución contra la milicia, el clero y l a monarquía, no lo vera con muy buenos ojos porque sabia que, siendo
monárquico, realmente no lo representaba con amplitud. Pero la
monarquía, el clero y la milicia, contra quienes se habla hecho
la Revolución Francesa, tampoco Jo veían bien. De manera que
. venia a quedar algo si como el "jamón del sándwich" entre dos
fuerzas que lo vigilaban y que lo podían destituir en cualquier
momento.
A la percepción de Napoleón, que era un hombre extraordinario
en todos los órdenes, no se le escapó el fenómeno que se
estaba produciendo, y entonces ll amó a la burguesía.
La burguesía no había intervenido en .la Revolución Francesa
Y estaba casi intacta. La lucha habla sido de los poderes de
la monarquía, del clero y de la milicia contra el pueblo llano. La
burguesía estaba en la barra mirándolos a todos desde afuera.
En consecuencia Napoleón, que al igual que en otros órdenes,
tenía en política una gran habilidad, llamó a esa burguesía
Y l a tanteó por donde se tantea siempre a la burguesía: por el
bolsillo.
El Estado se había incautado de todas las posesiones del
clero, de la milicia y de la monarquía, que eran dueños de casi
toda Francia, se puso en venta esas propiedades. La burguesía.
la las compro porque eran baratas; compró "chateaux" (castillos)
Y todas esas posesiones pasaron a manos de la burguesía
a. Cuando estuvieron en su poder, Napoleón los llamó y les
d1jo: "¿Ustedes han pensado hasta cuándo van a ser dueños
de los " chateaux" y de esas posesiones? Serán dueños mientras
nosotros estemos aquí, porque el día que caigamos, ustedes
p1erden las posesiones y, tal vez, las orejas también”. Así
fue como les encargó la organización de lo que entonces se
llamó el Estado Nuevo.
La burguesía, naturalmente, venia con todos los resabios
. del sistema feudal del Medioevo y estaba enfrentada en cierta
medida, con las corporaciones que eran la incipiente organización
gremial de aquellos tiempos, que se realizaba partiendo de
células de que el patrono era a la vez el jefe del taller y tenía
sus maestros y sus aprendices. De esa manera se formaba la
célula gremial de aquel entonces.
apoyo del pueblo llano, de manera que la burguesía les tenía
un poco de temor. De ahí nacen, entonces, las organizaciones
que han sido las que proporcionaron la estadidad que advertimos
a lo largo de todo el siglo XIX y el XX. Vale decir,
la etapa que el mundo ha vivido y que se ha llamado de las nacionalidades
y también del demo liberalismo burgués, porque de
su organización participó toda la burguesía.
¿Qué crea esa burguesía como equilibrio político-social, que
es el sector que nos interesa? Ellos crean primero las organizaciones
políticas que dan nacimiento a los partidos políticos.
Simultáneamente crean también l os sindicatos, que han venido
funcionando hasta hoy. Pero ¿con qué tareas? Simplemente
para discutir por diez o veinte centavos de aumento en los salarios,
mientras los partidos políticos orquestaban las leyes que
les negaban al pueblo todo progreso. Ese ha sido, normalmente,
el sistema demo liberal capitalista que ha dominado tos siglos XIX y XX, hasta ahora, ya que en este momento las cosas
están comenzando a cambiar en todas partes.
Ese sistema, naturalmente, estableció como premisa inicial
que los sindicatos tenían tareas gremiales, pero que no podían
intervenir en politice. Desde entonces se les ha venido negando
el derecho a las organizaciones sindicales a intervenir en politice.
Pero la fuerza estaba precisamente en esas organizaciones políticas, que eran las que decidían todo. Dentro de ese
desenvolvimiento están quienes han respetado en cierta medida
las organizaciones sindicales y quienes las han declarado
asociaciones ilícitas.
LA JUSTICIA SOCIAL NO SE DISCUTE:
SE CONQUISTA
Ha pasado el tiempo y las organizaciones sindicales han
ido, poco a poco, progresando y adquiriendo un nivel de organización
en relación directa con la justicia social han desarrollado
en el medio donde actuaban y proliferaron. Cuando
el obrero ha estado en el mundo sin organizarse ha sido juguete de las circunstancias y ha sufrido la mayoría de las injusticias sociales. La justicia social no se discute, se conquista,
Y se conquista sobre la base de la organización y, si es preciso
de la lucha.
Alcanzada esa justicia social, recién podemos pensar en
una comunidad organizada a la usanza del Justicialismo en la
que se establece el equilibrio de las fuerzas que actúan dentro
de la Nac1ón, pero no puede existir de ninguna manera el
menor asomo de las Injusticias basadas en la ley o en una democracia
que no se practica.
En este sentido nuestra experiencia es bastante clara y
elocuente. No necesitamos. recurrir a los ejemplos de otros países, porque tanto el demo liberalismo como los sistemas que, en
c1erta med1da, hemos venidos presenciando a lo largo de esta
prolongada evoluc1ón, siempre han tendido, de alguna manera,
a establecer un exceso de bienes y beneficios para un sector
en perjuicio del otro. '
Nosotros quizá, aquí en América latina, somos los primeros
que hemos establecido la posibilidad de que esto se discuta y se acuerde, a fin de que la comunidad, en paz pero con justicia, pueda elaborar su propio destino, en el que nadie sea
menos que otro ~ el hombre sea considerado como tal. Para
nosotros, como siempre he dicho, el origen .y la finalidad de
todo nuestro trabajo es el beneficio del hombre.
Ya hemos alcanzado una organización sindical que posiblemente, sea una de las más perfectas que yo conozco. He
recorrido casi todo el mundo, y en todas partes estuve en contacto con las organizaciones sindicales, y no creo que en ningún
otro lado se haya alcanzado, cualitativamente, el grado de perfección que la nuestra pone en evidencia todos los días.
Es indudable que existen organizaciones sindicales, pero
casi todas ellas están más o menos influidas por factores exógenos, que vienen desde afuera hacia adentro en las organizaciones,
fenómeno  que aquí no se produce, porque son realmente
ellas las que disponen de su propio destino, y esa ha de
ser 1~ finalidad .Y el método que ha de caracterizar a las organizaciones
. sindica1es. Estas son como esos pajaritos que no
pueden vlv1t en caut1veno; no se los puede meter en una jaula
porque se mueren.
Las organizaciones sindicales argentinas han tenido su
prueba de fuego, que han resistido victoriosamente. Esto está indicando su calidad. Han sido sometidas a todas las pruebas.
En primer término, se las quiso manejar por el terror, pero no
lo consiguieron; después, interviniéndolas y tratando .de destruirlas,
pero tampoco lo lograron; luego procuraron asimilarlas
a formas que no eran las que convenían a las orgamzac10nes
sindicales, y tampoco pudieron alcanzar ese objetivo. Finalmente
trataron de dividirlas y anarquizarlas, pero tampoco pudieron obtener ningún resultado.
RENUNCIAR A LA POLITICA ES
RENUNCIAR A LA LUCHA
Cuando una organización como la nuestra ha resistido la
prueba del ácido -que es la prueba que han soportado las organizaciones
sindicales-, quiere decir que ha de permanecer
en el tiempo y en el espacio durante el lapso en que sus
dirigentes sean capaces de asegurarles una dirección pura. firme
sin estridencias inútiles que desgastan y sin demostraciones
también inútiles que no hacen sino dañar el organismo y debilitar
a los hombres que lo forman. En ese caso, esa organización
cumple con seriedad y con verdadero patriotismo la función para
la cual está destinada. La defensa de los intereses profesionales
se confunde con la defensa de los intereses del pueblo, y cuando
una organización está al servicio del pueblo es invencible,
porque los pueblos son Invencibles.
Nosotros, en el orden de la relación entre la política Y el
sindicalismo, o la organización sindical, tenemos una gran experiencia que muchos años de combate -primero para formarse
y organizarse, después para alcanzar un estado social conveniente
y, por último, para subsistir como organización- han
puesto a prueba durante tres décadas de trabajo y de lucha. De
manera que esta experiencia es extraordinaria.
¿Y qué dice nuestra experiencia? Nos dice que cuando a las
organizaciones gremiales se les ha exigido su prescindencia política
-como dicen algunos- han mantenido su unidad gremial,
pero también han mantenido su unidad política. Es inseparable
lo gremial de lo político. No se pueden dividir. Claro, los que han
intentado dividir la acción social de la acción política han querido hacerlo precisamente para debilitar el factor de poder que
representan las organizaciones sindicales.
Renunciar a la política es renunciar a la lucha, y renunciar
a la lucha es renunciar a la vida, porque la vida es lucha, precisamente.
Por eso creo que nosotros hemos alcanzado el desiderátum
en este aspecto del equilibrio político-social: una Confederación
General del Trabajo cuya misión neta es la defensa de
los intereses profesionales y el manejo y conducción de una gran
orgamzac1ón s1nd•ca1, unida y solidaria. Esa es la misión de la
Confederación General del Trabajo. Y unas 62 Organizaciones
que, en estrecho contacto y absoluta inteligencia con ella manejan
la política sindical. Con esto aun conformamos a los que
no quieren que los sindicatos se metan en política.
Señores: en este sentido, la política es bien simple, considerada
desde el punto de vista sindicalista. Cada uno de los
ciudadanos que conforman las organizaciones es libre de pensar,
sentir y practicar la ideología y la política que se le ocurra. porque eso es Intrascendente para la organización. Pero la organización no puede ser suicida y apoyar a los sectores organizados que están realmente contra la política que la confederación
o la organización sindical debe seguir en beneficio de todos
sus asociados.
¿Cómo no va a tener una política la Confederación General
del Trabajo, en representación de todos sus adherentes si
precisamente esa política es la que va a decidir su destino? '¿Y
por qué razón van a renunciar las organizaciones a tener sus
representantes en los tres poderes del Estado que son realmente
los que gobiernan, dirigen y conducen a '1a Nación? ¿O es
que los obreros no tienen derecho a ser partícipes en esa conducción,
que si la hacen los demás ellos tendrán muy poco que
agradecerles?
Y llegamos, compañeros, a un punto muy importante cual
es el analizar la evolución en el pasado y en el presente' para
así, Intuitivamente, penetrar en el futuro y poderlo prever. ,,
HOY EN EL MUNDO PRIVA LO SOCIAL
Esa evolución está marcando -no sólo aquí, sino en el
mundo entero- una nueva etapa. Desde que el hombre comenzó a tener sentido como habitante de la Tierra, todas las evoluciones
se han hecho hacia integraciones mayores. Siendo el
hombre aislado, la primera fue la familia; a continuación vino el
clan, la unión de varias familias; después vino la tribu, reunión
mayor; luego vino el Estado primitivo; mas tarde la ciudad; después
vino el Estado feudal; luego vino la nacionalidad, las naciones;
ahora vienen los continentes integrados. Y es muy probable
que siguiendo esta escala de evoluciones, lleguemos
pronto al Universalismo: es decir a la integración total de los habitantes
de la Tierra. '
Nosotros, los hombres, creemos ser los que hemos hecho
evolucionar al mundo y a la humanidad. Estamos equivocados.
Hay un determinismo histórico, un fatalismo histórico, que es
quien actúa subterráneamente, con fuerzas invisibles, empujando
esa evolución. Los hombres le vamos colocando arriba Y
periféricamente un sistema para acompañar esa evolución. Eso
es lo más que podemos hacer.
La Edad Media se caracterizó por un sistema: el feudalismo.
La Edad Moderna ha tenido su sistema: el demo liberalismo
capitalista. El continentalismo se está caracterizando por un
cambio total en las estructuras y en los sistemas hacia un profundo
contenido social.
Así como el acento fue cargado sobre lo político en la etapa
demo liberal capitalista, en la nueva etapa lo está, en profundidad, sobre lo social. Es decir, que ya hoy en el mundo priva lo
social. Este es un asunto que se explica perfectamente. El demo liberalismo
capitalista ~no podemos negarlo- en los últimos
dos siglos de su existencia hizo avanzar la ciencia y la técnica
más que cualquier otro sistema de los otros siglos precedentes.
Eso no lo puede negar nadie. Pero tampoco se puede negar que
todo ese inmenso esfuerzo fue realizado sobre el sacnfic10 de
los pueblos. ¿O no? • •
Ahora los pueblos, a través de los mismos medios • que la
ciencia y la técnica han puesto en sus manos, se flan esclarecido.
Hoy, el paisano que vive en la Patagonia y que no ve a •
nadie por un mes o dos, con su radio de transistores en la oreja, escucha lo que pasa en el mundo. Todo ese proceso, que se
realiza a través de los medios de difusión masiva y de los medios
técnicos modernos, ha permitido el esclarecimiento de los pueblos. Como dirían nuestros muchachos, han "avivado" a
todo el mundo.
LOS PUEBLOS SACRIFICADOS NO SON FELICES
Ya tos pueblos no pueden ser felices si se los somete a un
sacrificio, porque se rebelan. A eso estamos asistiendo en el
mundo actual.
¿Qué es lo que hay que hacer? Hay que suprimir esos sacrificios.
Es necesario un esfuerzo, porque sin él nada andarla
ni para atrás ni para adelante; pero ese esfuerzo debe ser sin
sacrificio, o sea que debe ser realizado con intensidad y capacidad
y justamente compensado por los beneficios que acarrea.
Ese debe ser el trabajo moderno.
Si se consigue conciliar perfectamente ese esfuerzo, los
pueblos lo realizarán conscientemente y con alegría. Pero ya no
es posible seguir imponiéndoles sacrificios, porque se los ha disimulado
de cincuenta maneras distintas. Todos decían: "trabajemos
diez anos para que nuestros hijos después sean felices."
No fueron nunca felices.
El sistema demo liberal capitalista no ha practicado lo que
lógicamente debe ser el concepto de gobierno. El que ha sido
elegido para gobernar, los hombres que tienen que gobernar,
deben tener bien arraigado el co11cepto de que es el esfuerzo
el que debe llevar adelante a la comunidad y no el sacrificio. Muchos
han sacrificado a los pueblos para alcanzar un alto' objetivo
pollt1co y de desarrollo del país, Otros en cambio, quizás porque
no han sacrificado a su pueblo, no han desarrollado un esfuerzo
suficiente. Esos son los dos extremos. Lo justo es un pueblo
que, alcanzado un índice suficiente de felicidad y de dignidad,
elabora la grandeza de la Nación sin apuros y sin hesitaciones;
sin obligar a nadie a hacer lo que no quiere y no debe. Es decir
que en esto hay un término justo.
UNA COMUNIDAD DONDE NO SEA
POSIBLE LA INJUSTICIA
Los hombres que enfrentan esto cada día son los que van
obteniendo el éxito. Antes, para lograrlo habla que plegarse a las imposiciones de los imperialismos o de la burguesía, y el que
no lo hacía, fracasaba. Hoy, esa situación ha cambiado totalmente;
hoy triunfan los que saben llevar adelante a los pueblos y
conducirlos dignamente. Aquellos que no lo hacen, son los que
fracasan.
Por eso esta evolución, que va imponiendo al mundo nuevos
módulos de acción, es la que nosotros hemos venido llamando
desde hace treinta años una comunidad organizada, una comunidad
donde no sea posible la injusticia y en la que el régimen de acción no pueda ni deba ser el sacrificio.
. Si alcanzamos eso, constituiremos un pueblo> cada día más
feliz. y con un pueblo feliz se puede labrar la grandeza de la
Nación. Con un pueblo infeliz, de poco valdría. Yo prefiero un
pequeño país, de hombres felices, y no un gran país de hombres
desgraciados. ,
Compañeros: esta evolución, que caracteriza un nuevo sistema, no se puede obtener fácilmente y no se puede alcanzar
por fracturas ni por revoluciones violentas.
Observemos que en el mundo ni los países burgueses ni los
países totalitarios han alcanzado una felicidad completa .para
sus pueblos. Pero pienso que, frente a una larga experiencia de
la humanidad, se ha logrado un mayor grado de d1gmdad y de
felicidad para los pueblos, a través de la evolución y no de una
catástrofe social y política No son los procesos destructores
los que pueden armar un sistema que permita obtener el grado
de felicidad y dignidad que soñamos para nuestro pueblo. Eso
lo conseguiremos con un trabajo fecundo y digno, para hacer
la felicidad de ese pueblo que lo elabora.
Ese es el mejor camino para alcanzarlo. No es necesario
ningún sacrificio, ni de los que trabajan m de los que dirigen
y tampoco de los que gobiernan. Nadie tiene necesidad de sacrificarse
si cada uno pone su buena voluntad, su deseo Y su
esfuerzo para construir. De lo contrario, es llevar a los pueblos
y a las naciones a la destrucción que desde hace siglos nosotros venimos presenciando. Hace pocos d1as terminó en Med10
Oriente uno de esos ultrajes, en los cuales los intereses de los
espurios imperialismos que actúan allí han intervenido, a través de dos pobres pueblos que se .están exterminando, para
ver al final quién se queda con el petróleo.
El: sacrificio de los cuidadazos no es, como algunos creen,
solamente en el taller, sino que el más grave, más, peligroso y
más doloroso es el que se libra en los campos de batalla, donde
normalmente son los intereses los que privan. Allí no se
lucha ni por la justicia, ni por la libertad ni por la democracia,
como se ha dicho muchas veces. Se lucha únicamente por el
cochino interés, inmediato y directo.
.. Esos son los verdaderos sacrificios que la humanidad ha
venido soportando durante tantos siglos y que sólo la organización
de los pueblos podrá impedir en el futuro.
ORGANIZACIONES GREMIALES CONTINENTALES
Por eso, compañero, pienso que así como esa evolución
nos lleva hacia organizaciones políticas continentales en beneficio
de los pueblos, nosotros tenemos que ir hacia organizaciones
gremiales continentales. Es decir que, si los políticos se
unen, los gremialistas también deben unirse. Si algún día Integramos
el Continente Latinoamericano, la base de esa integración
ha de .ser la de los pueblos. No se construyen pirámides
empezando por la cúspide, sino que es menester hacerlo comenzando
por la base, y la base, para mí, son las organizaciones
sindicales.
Quiere decir, compañeros, que de la organización sindical
.no pueden estar' ausentes ni la política interna, ni la política
Internacional, porque ambas, son las que le dan el carácter
y el tono. Es necesario que nosotros, que hemos alcanzado una
organización sindical como la que tenemos, comencemos a tomar
contacto y a establecer relaciones directas con los demás
compañeros del continente, pensando, como los peronistas, que
para un trabajador no debe haber nada mejor que otro trabajador.

Finalmente._ compañeros, y para no alargar este tema, del
que he tratado '<te tocar los puntos más importantes, quiero poner
un acento especial en lo que se refiere a la organización
sindical argentina; a la organización sindical argentina encuadrada
en dirigentes capaces .y honestos, sin estridencias y sin revoluciones, que son generalmente teóricas y que se hacen
cuando se está en la oposición y no cuando se está en el bando
de uno.
La revolución, en el orden gremial, determinar cuando
la organización sindical constituye un verdadero factor de poder
dentro de la comunidad. ¿Por qué? Porque entonces la organización
sindical, que es el pueblo organizado, hace sentir el
acento no sólo de sus intereses, sino también de sus aspiraciones
y ambiciones, que asimismo son una fuerza motriz en la acción
política.
NO SE PUEDE RENUNCIAR AL DESTINO
Las organizaciones sindicales no sólo no pueden renunciar
a su acción política, sino que incluso la deben administrar inteligentemente,
para que jamás ese factor de poder que invisten
se debilite por el apartamiento de una función que es fundamental
para la base popular a la que representan. Es decir, señores,
que cuando los obreros hayan renunciado a intervenir en los
destinos del país, esa será una determinación suicida para su
propia clase y para sus propias organizaciones. En esto no se
puede renunciar al destino, y hay que mantener siempre una
organización férreamente unida y solidarla, en cuyo. cenáculo
pueda; discutirse de la manera más libre cualquier tema ideológico
o doctrinario; y cuando después de la discusión se haya
acordado por mayoría una decisión, habrá de salirse a la calle
a defenderla como si fuera la propia decisión de cada uno de
los argentinos.
Siempre se ha pensado, durante la larga etapa del demo liberalismo
burgués, que los obreros estaban organizados. Esa
es una mentira. Los que han estado organizados han sido los
poderes que han manejado la política.
¿Y qué poderes han manejado la política? Han •>ido la
burguesía, las oligarquías o las plutocracias. Sólo que ellas
lo han hecho en su propio beneficio y siempre en perjuicio del
pueblo. Si el pueblo quiere liberarse para siempre de esa amenaza
no tiene más remedio que mantenerse orgánicamente poderoso. El hombre cede más al poder que a la razón; por eso
hay que tener la razón y apoyarla con el poder.
En nuestro país, compañeros, aspiramos al más profundo
equilibrio entre lo político, lo social, lo económico, lo cultural.
Pero, para que ese equilibrio exista, hay que hacer como en la
balanza: es necesario poner en cada platillo algo que pese con
la misma Intensidad que en el otro.
Eso de sacrificar el poder está en todas las bocas, pero no
en todos los corazones. Nosotros debemos seguir el consejo
de "ir a Dios rogando, pero con el mazo dando".
Compañeros: Esto quizá en muchos aspectos resulte redundante.
Piensen ustedes cómo se tomarían estas cosas hace
treinta años, cuando comenzamos a enunciarlas y a realizarlas
desde la Secretaría de Trabajo y Previsión. Yo, en ese sentido
ya estoy como el chino, que ha cumplido con su destino compró
el ataúd y está listo para meterse adentro. Porque: felizmente,
he cumplido las grandes etapas que han permitido al
Justicialismo afirmarse dentro del país como una doctrina justa,
que hoy tampoco la discuten ya sino algunos tontos sueltos
que andan por allí y que discuten todo.
Pero ya no hay muchos argentinos que las discutan. Es
decir, hemos vuelto a una nueva etapa de nuestras realizaciones, que representan la verdadera Revolución Justicialista, que
tiende a camb1ar, por reemplazo de las viejas estructuras un
s1stema que ya no resiste el tiempo. '
Hay muchos que dicen: "Yo soy demo liberal." No es raro.
Yo he encontrado a algunos tontos que todavía están enamorados
del sistema feudal, del Medioevo; de manera que si hay
tontos que todavía están en el siglo XIII, ¿cómo vamos a pensar
que no ex1stan otros que están en el siglo XIX o a comienzos
del XX?
Pero esos son los últimos resquicios que van quedando
de una etapa de injusticia que recibió la alabanza de todos los
intelectuales del mundo.
Hoy los nuevos intelectuales comienzan ya a pensar de otra
manera y a concebir las cosas en otra medida. Es a esa evolución a la que contribuimos con nuestra organización. Pueden
estar ustedes seguros de que, si en la República Argentina no
existiese una organización sindical como la que tenemos, nosotros
seriamos mucho menos respetados en este momento
objetivos.
Ahora queda en manos de todos ustedes, especialmente
de los jóvenes, la tarea de tomar el testimonio y seguir corriendo.
Yo estoy seguro de que si se realiza esa tarea escolástica
en la formación de los dirigentes que salen de la masa y a quienes
se puede ir perfeccionando, dándoles la mayor capacidad
posible, las organizaciones sindicales no han de ceder en nada
a la acción destructora del tiempo, ni ante los ataques que puedan
sufrir en el porvenir.
Cuando yo hablaba todas las semanas en la Confederación
General del Trabajo, siempre les decía a los muchachos, a los
dirigentes: "Estén atentos; miren que el enemigo no duerme;
vean que los enemigos existen; .un día podemos caer nosotros... "
"¡Nunca, nunca!'', gritaban. Sin embargo, calmos. Si hemos
vuelto, tal vez no sea porque hemos sido demasiado buenos, sino
porque los que nos sucedieron fueron muy malos. Por eso nos
trajeron de nuevo.
Finalmente, compañeros, para terminar, les quiero expresar
que nosotros tenemos una doctrina que fija perfectamente
y con claridad una concepción que no está en contra de nadie,
pero que tampoco está a favor de las ideologías ajenas a nuestro pueblo y a nuestro país.
Somos simplemente justicialistas; respetamos a los demás,
pero queremos que los demás también nos respeten. He dicho
varias veces a organismos especiales de la República que no
queremos que sean políticamente favorables a nosotros, pero
que tampoco sean contrarios. Dentro de esta concepción seguiremos
esta regla imperturbablemente: nosotros respetamos a los
que nos respetan, queremos a los que nos quieren y luchamos
por alcanzar objetivos que desde hace treinta años nos han
venido dando la razón.
No tenemos que arrepentirnos de nada de cuanto hayamos
hecho, y eso, en la vida de los hombres, es mucho decir. ••
Les pido a ustedes, que son los dirigentes delegados del
interior, que éstas, mis palabras, las lleven a los compañeros
junto con mis saludos, que con tanta sinceridad y tanto afecto
les hago llegar desde esta Central Obrera, que para mi es casi
como mi propia casa.

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