viernes, 30 de junio de 2023

Se cumplen 64 años de esta carta - prólogo de Perón a Américo Barrios, para el libro "¿Adonde Vamos?": "nunca el éxito es producto de la casualidad, ni de la fortuna, ni tampoco la suerte tiene mucho que ver con él. El éxito se concibe, se prepara, se realiza , y se explota."

 



Carta-prologo al libro de Américo Barrios 30 de junio de 1959. 


Escrito por Juan Domingo Perón. 


CARTA-PROLOGO AL LIBRO DE AMERICO BARRIOS: ¿ADONDE VAMOS?


Ciudad Trujillo, 30 de junio de 1959.


Somos el Pueblo. Luchamos por la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Nacional. Vamos hacia la liberación popular. En la lucha, "la conducción es un arte sencillo y todo de ejecución", pero para que ello se realice, es menester que nos conozcamos y conocer a nuestros enemigos, como asimismo que sepamos a ciencia cierta qué nos propone­mos, porque la filosofía de la acción tiene también sus exigencias inviolables.


El compañero Américo Barrios encara con prudencia y sabiduría esa necesidad. Por eso, este libro debe ser leído y meditado por todos los peronistas.


El problema argentino no puede ser encarado dentro de los conceptos clásicos porque se trata de un hecho nuevo en la política argentina. Las soluciones a la vista son meras soluciones circunstanciales, carentes de trascendencia histórica, en tanto lo permanente es precisamente el proceso histórico que los políticos parecen haber olvidado. Los hechos políticos son simples formas transitorias cuando no se apoyan en el quehacer histórico que es el permanente y es el dominante.


Muchos no han comprendido el Justicialismo porque parecen estar viviendo aún en el siglo pasado. La fuerza del Justicialismo radica en que su línea intransigente está en la propia naturaleza del desarrollo histórico, mientras que las otras tendencias viven y obran en el plano estrictamente político. Sus éxitos sólo pueden ser éxitos políticos, sin la gravitación ni la permanencia del quehacer histórico y, por ser éxitos meramente políticos, su signo es la fugacidad. El quehacer político sólo puede adquirir vivencia cuando tiene como sustento la línea histórica.


Para el Pueblo argentino, la Revolución Justicialista es definitiva y es irreversible. El cuartelazo del 16 de setiembre de 1955 y la acción posterior de los gorilas la han consolidado. Frondizi terminará poco a poco con los gorilas, al mismo tiempo que con el radicalismo. Sobrevendrá el caos y, del caos, sólo el Pueblo puede salir victorioso, cuando las fuerzas que se llaman a sí mismas "del orden", han conducido el país a su mayor desorden. Luego nos tocará encarar la reconstrucción, la que únicamente puede ser realizada por el Pueblo. Pero sería aberrante y estúpido que el Pueblo encarara ese esfuerzo y ese sacrificio en beneficio de los parásitos que realizarán también su explotación y su escarnio.


Nuestras tres banderas, enarboladas en los gloriosos días de Octubre, no han sido arriadas por el Pueblo que hoy, como entonces, lucha decidido por la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Nacional. Las revoluciones sociales difícilmente pueden ser realizadas y consolidadas por una sola generación. Nosotros hemos hecho el primer esfuerzo. Nuestras obras, nuestra doctrina y nuestra mística viven en la masa. Si muchas han sido nuestras realizaciones en todos los órdenes, nada ha sido comparable a la tarea de formar hombres del Pueblo capacitados para conducir, adoctrinados para proceder e idealistas para realizar. Si grande es hacer, más grande lo es aún enseñar a hacer.


Esas nuevas generaciones de dirigentes de la juventud que si bien sufrieron las consecuencias de nuestros errores también disfrutaron de nuestras realizaciones, han recibido nuestras banderas y las conducirán al triunfo. Cualquiera que sea el esfuerzo y los extremos a que haya que llegar para lograr nuestra superación, serán pocos en comparación con el objetivo que se persigue, porque los Pueblos que no saben o no quieren luchar por sus derechos y su libertad, merecen la esclavitud.


Desde el 16 de setiembre de 1955, en que la reacción asesta la "puñalada trapera" al Pueblo, nuestra política se ha transformado en un drama sangriento y apasionado. La lucha integral ha pasado a ser la única forma de ejecución. El Pueblo ha sido "barrido" del Gobierno y de toda representación popular; a la defensa de sus derechos se le ha contestado con fusilamientos, masacres, cárceles y persecuciones. Proscripto de la actividad política, desde la cual los profesionales de la política sirven los espúreos intereses de los enemigos del Pueblo, se lo pretende obligar a trabajar más, ganar menos, sufrir dolores, hambre y miseria para capitalizar aún más a los explotadores que seguirán siendo su azote más denigrante.


Si se atreven a pedir un poco más de pan para sus hijos enfrentarán a los esbirros de la policía o de las Fuerzas Armadas, las movilizaciones militares y las intervenciones a sus asociaciones para impedir la defensa de los intereses profesionales.


¿Qué puede haber de extraño que el Pueblo, frente a la ruina que le ha sido decretada, se enpeñe también en producir la ruina de sus enemigos? ¿Si la ruina del Pueblo, realizada por los "gorilas" de Aramburu y en vías de consolidarse en manos de Frondizi y sus secuaces, se vuelve la ruina de todos, no estará el Pueblo en su derecho de realizarlo? ¿Que no se ganará nada en hacerlo? ¿Y qué ganará si no lo hace?


Para juzgar a los enemigos del Pueblo es suficiente analizar su conducta en el Gobierno. En tanto nosotros actuábamos con el mandato popular y no servíamos otro interés que el del Pueblo y la Nación, ellos proceden bajo la presión de designios foráneos inconfesables: es que nosotros proveníamos de los votos argentinos y ellos de los de Braden o de las bombas y espoletas británicas. Por eso, también, nosotros sacrificábamos todo otro interés al del Pueblo y nada hicimos que no fuera aprobado por el Pueblo mismo.


Esa falta de ética y de vergüenza tiene también su explicación: entre nuestros enemigos hay también una falange oculta, la de los que hasta 1955 fueron "insoportablemente peronistas" y que a partir del 16 de setiembre, se convirtieron en nuestros peores enemigos. Esa bazofia, muy conocida por todos, representa la falange de los sinvergüenzas. Ellos no cambian, cambian los gobiernos. Son más numerosos de lo que nosotros mismos imaginamos y más pertinaces que cualquier otro con delicadeza y dignidad.


El Pueblo ha vuelto a la explotación; la Nación al colonialismo. ¿Es que el capitalismo internacional y el imperialismo podrían utilizar argentinos honrados y dignos para lograr esos objetivos? Debemos estar preparados para presenciar aún muchas aberraciones e indignidades. Tanto a Frondizi como a los "gorilas" se los obliga a luchar por subsistir, unidos por la amenaza de lo que puede ser la sanción popular y separados por los intereses que, respectivamente, sirven. Estos intereses han de ser más fuertes aún que esta amenaza.


Los hechos están demostrando que se puede decir una mentira pero, ni aún con todos los medios publicitarios, se puede hacer una mentira. Si la libertad y la democracia fueran sólo una palabra no habría inconveniente en que todos fuéramos libres y demócratas. Si mantener la dignidad y la vergüenza fuera sólo un asunto de simulación, ser virtuoso sería la cosa más fácil del mundo. Si llegar a la Presidencia fuera el objetivo de gobernar, nada sería más fácil que ser un buen gober­nante. Por eso los mentirosos, los falsos demócratas, los indignos y los sinvergüenzas, como los que hacen la parodia de gobernar, sirviendo intereses extraños a la función, no tienen vida larga, porque en el pecado llevan la penitencia. Los que proceden mal poco tardan en sucumbir víctimas de su propio mal procedimiento.En toda empresa de largo aliento las bases falsas y los errores cometidos en el comienzo, difícilmente pueden ser corregidos en todo el curso de los acontecimientos. Por eso, asistimos a una etapa de la vida institucional argentina en la que todo parece torvo y desmañado, en la cual las verdaderas soluciones no aparecen, en la que los hombres se queman como fuego de artificio. Todo es producto de la falsedad de las bases iniciales: las mentiras que deben cubrir otras mentiras; la verdad y la razón que deben ser aplastadas por la violencia y la arbitrariedad; la ficción a cambio de la realidad. Nada estable y permanente puede edificarse sobre escombros y basurales y eso es lo único que va quedando a sólo cuatro años de la acción de los explotadores y vendepatria que desplazaron al Pueblo y depredaron material y moralmente a la Nación.


Para juzgarnos, no es suficiente recordar cuánto hicimos en el Gobierno, sino que es también menester conversar con nosotros mismos, cuando estemos bien persuadidos que no estamos conversando con una mala persona. Luego, analizar qué hemos hecho para combatir a la ignominia, y, finalmente, cómo lo hemos hecho. El compañero Américo Barrios nos dice mucho a este respecto, y su palabra clarividente y erudita nos abre multitud de inquietudes justicialistas "En política no existe la fatalidad, nos dice. Los hechos no provocados por la conducción pueden influir en la política, pero su curso y los objetivos son alcanzados por la consciente preparación y por la planificación del quehacer. La fatalidad no conquista objetivos: los aleja o los acerca, pero no los destruye ni los alcanza. No es la fatalidad la que envía a Luis XVI al cadalso; son la injusticia y los enciclopedistas".Napoleón también afirmaba que nunca el éxito es producto de la casualidad, ni de la fortuna, ni tampoco la suerte tiene mucho que ver con él. El éxito se concibe, se prepara, se realiza , y se explota. En otras palabras, se planifica y se conduce. Todos, en la medida de nuestras posibilidades, hemos luchado contra la infamia en medio de violencias y dificultades; pero nuestros esfuerzos, hasta ahora, han sido parciales. Hagamos un esfuerzo de conjunto y habremos salvado al Pueblo y a la Nación. Este esfuerzo de conjunto impone una organización, una preparación y un plan de acción, todo lo cual se encuentra en plena realización. El empeño de todos ha de ser el de alcanzar cuanto antes estos objetivos de la conducción. Lo demás depende de la disciplina y de la firme voluntad de vencer a costa de cualquier esfuerzo o sacrificio y, eso, no ha de faltar al Pueblo argentino.


El compañero Américo Barrios, por muchas razones benemérito en el Movimiento, nos hace llegar su lealtad a los principios y su inquebrantable fidelidad a la causa, en estas palabras encendidas de convicción y de esperanzas. Sólo yo se cuánto es mi reconocimiento.


Firmado: Juan Perón.


miércoles, 17 de mayo de 2023

Se cumplen años de esta carta de Perón al Comandante Guillermo Solveyra Caseres.

 



Carta al Comandante Solveyra Caseres (17 de mayo  de 1959) 


Escrito por Juan Domingo Perón. 


Señor Comandante Solveyra Casares


Buenos Aires


Mí querido amigo:


Contesto su carta del 8 de mayo pasado que me llega por mano del compañero Campos y le agradezco su recuerdo y su saludo que retribuyo con mi mayor afecto, rogándole lo haga extensivo a los demás amigos de esa.


Me alegro de recibir sus noticias, como asimismo que no haya dejado de trabajar en todo este tiempo, porque los días que corren necesitan de todos los peronistas de corazón, tanto para combatir a nuestros enemigos como para encarrilar a nuestros amigos y pseudoamigos, que a menudo suelen hacer macanas tan o mas perjudiciales que los ataques de nuestros adversarios. Trabajar lealmente por el peronismo no es difícil; lo complicado es trabajar para uno mismo con el rótulo del Partido, por eso, como usted me dice, "no todo lo que reluce es oro" o como diría Martín Fierro "no todos son domadores, muchos son frangoyadores que andan de bozal y riendas". Casi todos los jerarcas que han actuado y están actuando en estos últimos tiempos han carecido de grandeza y por eso han fracasado uno detrás de otro. Es el caso de Cooke, Albrieu y otros. La mayor parte de éllos han estado "vendiendo la liebre antes de cazarla" y las consecuencias no se han hecho esperar. Otro es el caso de Prieto, por ejemplo, en el que se ha tratado de una simple traición, pero la culpa ha sido de Cooke que lo metió en las funciones que un hombre inseguro jamás debió desempeñar. Yo desde 15.000 Kmts. de distancia no puedo estar en las cosas que se mueven allí y menos en los detalles de ejecución pero, si los dirigentes que tienen la responsabilidad de la conducción táctica no sirven para eso, ¿para qué sirven?


Yo como usted veo que la situación conduce al caos, que no se hará esperar mucho: el desbarajuste político, la anarquía social, el desastre económico, unidos a la insidia y la violencia en los sistemas de gobierno no puede conducir sino a una situación sin salida. La tendencia dentro de las fuerzas armadas está indicando que se va a armar porque llegará un día en que la gente se cansará y los milicos que, por cagones, son incapaces de pelear, tendrán por lo menos que decidir a la manera de las revoluciones brasileras: "preguntando cuanta fuerza tienen". Ese será el momento en que este gobierno de "chantapufis" y estafadores caerá sin pena ni gloria. Es precisamente para ese momento que debemos estar preparados y mi preocupación por la organización no tiene otra razón de ser. Todo el inconveniente ha estado en que los dirigentes políticos en vez de organizar las fuerzas políticas para enfrentar a nuestros enemigos se han dedicado a colocar a sus amigos en trenzas que les aseguren un éxito personal a éllos, sin darse cuenta de que ese es el mejor sistema para destruirse, porque "el horno no está para bollos" y no es momento de trabajar de zorro sino de león, y éllos han demostrado que son gatos.


Realmente lo único que se encuentra bien organizado es el Movimiento Sindical y sus cuadros son realmente capaces y leales. La resistencia es solo para algunos muchachos de buena voluntad que pujan por alcanzar un estado orgánico. El que más hace es el Pueblo que, en las actuales circunstancias, no necesita tanto de la organización como de una conducción adecuada para la lucha contra el Gobierno, que es lo que trato de hacer desde aquí por intermedio del Consejo Coordinador y en especial por el compañero Campos que, como buen grasa, es leal, desinteresado y capaz. Ustedes deben conectarse con él y ponerse a su servicio porque es por intermedio de él que yo conduzco allí.


A mí no me interesa tanto cómo se organiza el Partido Justicialista, porque esa es una actividad llamada a tener ocupados a los dirigentes políticos peronistas a fin de organizar esas fuerzas en todo el país, pero mis esperanzas están en el Pueblo que, en el momento necesario, se que obedecerán mis órdenes sin necesidad de intermediarios ni amanuenses inútiles.


Creo que todos ustedes tienen allí una tarea importante que cumplir y es la de tratar por todos los medios de evitar las peleas y las luchas entre peronistas, que ha sido la peor peste de nuestro Movimiento. Hay que evitar que las trenzas de los dirigentes tipo Albrieu puedan prosperar porque destruirán a muchos dirigentes inútilmente, porque tan pronto yo sepa de esas trenzas, los mato y la masa los entierra.


Las organizaciones espontáneas de que me habla en su carta son de un valor inestimable. Son las verdaderas organizaciones efectivas en lo político. Ya me han llegado cartas de algunos de ellos y les he contestado felicitándolos por la iniciativa. A mi no me interesa que se trate de Unidades Básicas o reuniones de amigos, lo interesante es que les lleguen las órdenes y las ejecuten a su hora.


Sobre lo que me dice de la Iglesia es natural. A usted más que a nadie le consta que yo, no solo no estuve contra la Iglesia ni los curas, sino que los ayudé a ambos de la manera que pude, como asimismo traté por todos los medios de hacer un gobierno cristiano. Monseñor Alumni sabe bien y sin reservas mi orientación. Yo no me interesaba de curas mundanos, así tuvieran alta jerarquía, pero jamás un sacerdote llegó a mi para pedir algo para sus pobres que no lo satisficiera en la más amplia medida. Es natural que Tato y Novoa, como Lafite, no fueran mis amigos porque sus funciones no eran para el pueblo ni para el sacerdocio, de acuerdo a lo que yo interpreto como realmente cristiano. Mi obligación terminaba donde terminaba la ayuda que la Iglesia debe prestar a los Pueblos, ya fuera en el sentido espiritual como material. Para hacer política oligárquica yo no podía ayudar a nadie desde que era un gobernante popular y no el representante de la oligarquía. Los que se pusieron en contra nuestra por esa circunstancia, sabrían por qué lo hacían, pero lo que si puedo yo asegurar es que la Iglesia no ganaba nada con eso y, en cambio perdía mucho frente al Pueblo. Ahora les asusta el Comunismo, pero deben confesar que los verdaderos culpables de lo que está pasando han sido muchos de ellos y el Vaticano que, engañado por los falsos informes de los que interesados, no quiso escuchar al Cardenal Copello y al Nuncio Zanín, que siendo dos hombres buenos y virtuosos se vieron anulados por los que se interesaban más por la política argentina que por la real conveniencia de la Iglesia. He visto esto mismo en Venezuela y en Cuba y me entristece que la Iglesia se mezcle en asuntos que, a la larga, pueden ser su propia ruina. Espero que el nuevo Papa, a quien juzgo un Santo Varón, humilde, humano y bueno, pueda poner coto a la mala política que se ha venido siguiendo en estos últimos años.


Yo no tengo conflicto alguno con la Iglesia. La que tiene un conflicto y grave con el Pueblo es la Iglesia Argentina, que ha llevado a las masas a una oposición que le costará desvanecer en muchos años. Por eso yo no quiero dar un paso en ningún sentido. Yo no quiero nada y nada tengo que pedir a nadie. Los peronistas estamos exentos de culpa pero, ni aún así queremos arrojar la primera piedra.


Le ruego que salude en mi nombre a los amigos.


Un gran abrazo.


Juan Perón


viernes, 1 de octubre de 2021

Se cumplen 64 años de esta carta de Perón al compañero Ernesto Carreras

 


Carta a Ernesto Carreras (01 de octubre de 1957) 


Escrito por Juan Domingo Perón. 


A Ernesto Carreras


Señor Don Ernesto Carreras


Santa Fe


Mí querido amigo:


Contesto su carta del 6 de septiembre pasado que me llega en estos momentos. Le agradezco sus informaciones y saludo que retribuyo con mi mayor afecto.


Efectivamente, como imagina, sus tres cartas se han "perdido" en el correo, como normalmente sucede con la mayor parte de mi correspondencia en los últimos tiempos. Solo a la mano es posible llegar con seguridad.


Me alegro mucho que trabaje junto con Curiche que, a su vez, está ligado desde hace mucho con nosotros. Lo de Santa Fe ha confirmado lo que todos esperábamos y creo que ha sido uno de los baluartes de esta cruzada. Es lamentable que algunos dirigentes peronistas, mas interesados en sus soluciones personales que en las del Pueblo Argentino, sean los culpables del confusionismo en nuestras filas, como en el caso de la información que me adjunta en su carta.


No es la primera vez que se me informa de las actividades desleales de Ricardo San Millán, que no ha hecho otra cosa que perturbar las cosas desde que salimos de Buenos Aires. Este Señor ha sido el autor de las mayores aberraciones partidiarias, que han conducido a un cierto confusionismo. Su empeño en seguir sintiéndose autoridad en el Partido Peronista, cuando ya ha sido desahuciado definitivamente por los hechos mismos y por las disposiciones del Comando Superior Peronista, es incomprensible. Es menester decir a los compañeros de Santa Fe, especialmente al Doctor Angel Robledo y a Villada, que no deben ni siquiera tomar en cuenta semejantes gestiones de San San Millán, porque al final, los que quedarán mal serán ellos. San Millán, ya no es dirigente ni siquiera en Salta...


Hay muchos dirigentes "ex-peronistas" que, mas interesados en resolver sus problemas personales que en defender los derechos del Pueblo, se han dedicado a buscar enroscamientos entre ellos o asociaciones con los partidos que han sido siempre enemigos del peronismo. Es el caso de muchos neo-peronistas o peronistas sin Perón. El primer peronista sin Perón soy yo pero ¿a quién ponemos en lugar de Perón que no sea repudiado por la masa peronista? ¿A un San Millán?...


La dictadura hará el fraude o simulará un golpe de estado para asegurar de una manera u otra el "continuismo" necesario, que le cubra las espaldas. En esas condiciones, concurrir a cualquier elección es prestarnos a dar apariencias de legalidad a una elección fraudulenta. ¿Para qué quieren entonces formar nuevos partidos divisionistas o el Partido Blanco o colaborar con la UCRI, o hacer cualquier acomodo al estilo Mercante, Jauretche, Castro, etc.? – Por la simple razón de que estos pseudodirigentes se interesan en resolver sus problemas y su situación personal sin interesarles un comino el Pueblo que dicen servir


Cuando llegué a Paraguay, la primera visita que recibí fue de un agente de la Dictadura para decirme que si yo abandonaba la política y me retiraba a España, no tendría un solo problema personal que no se me resolviera y que podía considerar resuelto todo lo referente a mis bienes, como asimismo se me garantizaba que no sería molestado en lo más mínimo. Yo les contesté que tenía un solo problema: el del Pueblo Argentino. Que podía hacer todo lo que pudieran en mi contra pero, que mientras el Pueblo Argentino fuera perseguido y escarnecido por la canalla dictatorial, tendrían en mí un enemigo implacable, que no descansaría hasta verlos a todos ellos colgados.


Desde ese momento comencé a trabajar mediante las "Directivas Generales para todos los Peronistas" y las "Instrucciones Generales para los Dirigentes" en forma de llevar a todos los peronistas a un estado insurreccional, mediante la organización clandestina. Desde entonces, hasta nuestros días esas directivas e instrucciones se han ido cumpliendo rudimentariamente pero, los resultados de las elecciones de constituyentes, a pesar del fraude, han demostrado que han llenado su objeto. Nuestra situación sigue siendo la misma: resistencia popular, en tanto se extiende e intensifica la organización insurreccional. En los actuales momentos tenemos un estado insurreccional pero no tenemos aún una organización insurreccional. El deber de la hora es realizar esa organización y en eso estamos.


Todos los que han trabajado al margen de esas directivas han sido de una forma u otra traidores al Movimiento Peronista. No se justifica de manera alguna, ninguna conducta que, frente a la emergencia de la lucha, se haya desviado hacia las componendas, poniendo en peligro la cohesión de nuestro Movimiento.


Frente al fracaso económico, a la anarquía social y al desastre político provocado por la Dictadura, solo los ciegos y los canallas pueden insistir en sus desviaciones divisionistas. Mientras la masa peronista se encuentre unida y cohesionada, la dictadura no tendrá escape político y a corto o largo plazo será aniquilada. Sin su previo aniquilamiento no habrá solución para el Pueblo Argentino. Es menester entonces que nos empeñemos, mediante todas las formas, en acelerar ese aniquilamiento que ya comienza a perfilarse como seguro. Para ello solo la resistencia popular en todas sus formas, en todo lugar y momento, puede producir el desgaste de la tiranía hasta llevarla a su aniquilamiento. Por eso, esas directivas siguen teniendo el mismo valor que el que tenían hace un año y medio, cuando se impartieron.


La acción de los dirigentes interesados en desviar la acción, aunque perturbadora, no será efectiva, porque el Pueblo sabe lo que quiere y está decidido a lograrlo. En cambio, es necesario asegurar por cualquier medio la unidad de concepción y de acción, para lo cual es necesario llevar a la masa la sensación de nuestra identidad absoluta con sus propios deseos que no son otros que buscar por la lucha el aniquilamiento de la dictadura que, de otra manera, no hará nuestra voluntad como es de imponer.


La ayuda extraordinaria que la dictadura nos ha prestado, mediante sus enormidades y crímenes, no ha sido suficientemente aprovechada por nosotros, pero aún estamos en tiempo para aprovecharla, si sabemos mantener la cohesión de la masa peronista y realizamos la resistencia por todos los medios, en la forma establecida en las mencionadas directivas. Nuestra actual posición es de ABSOLUTA INTRASIGENCIA. Nuestra conducta debe ser resistencia "a outrance" mientras, por todos los medios, en todo lugar y momento, extendemos nuestras organizaciones insurreccionales y nos preparamos decididamente para la acción decisiva que no está lejana.


El compañero Castro le hará llegar los elementos fundamentales que lleva, a fin de que usted quede bien en claro sobre la conducta a seguir.


No deseo terminar esta carta sin hacer llegar a los compañeros santafecinos mi gran abrazo y mis felicitaciones más efusivas por la actitud que siempre han mantenido y que han culminado en las últimas elecciones, en las que han dominado a los enemigos y al fraude de la dictadura. Se que tanto en Rosario, como en el resto de la provincia, los gorilas no han podido entrar y no entrarán. Es menester seguir adelante pues en las luchas de esta naturaleza se vence tanto con el valor y la inteligencia, como con la perseverancia. Yo no tengo la menor vacilación en afirmar que Santa Fe ha sido y sigue siendo uno de nuestros baluartes contra la tiranía militar y que será, sin duda, uno de los puntales de la liberación nacional en que estamos empeñados.


Le ruego asimismo haga llegar mi abrazo más afectuoso a todos los compañeros y les diga que hoy más que nunca estamos en la lucha y que no la abandonaremos hasta haber aniquilado a la canalla que ha invadido el país y que constituye a su mas feroz azote.


Un gran abrazo.


Juan Perón


miércoles, 18 de diciembre de 2019

Hace 63 años Perón le escribía esta carta al Doctor Enrique Olmedo




Carta al Dr. Enrique Olmedo 18 de diciembre de 1956

Escrito por Juan Domingo Perón.

Caracas, 18 de diciembre de 1956

Señor Dr. Don Enrique Olmedo

Montevideo

Mi querido amigo:

Contesto su carta del 11 de diciembre pasado, que recibo en este momento, y que trae la comunicación de la posible venida del amigo "peoncito de campo" a Caracas, por lo que me apresuro a contestarle. Me parece muy bien que, si él lo ha decidido así, le diga que yo lo recibiré con mucho gusto. Tengo el concepto que se trata de un hombre muy bien y sobre todo de un justicialista de verdad. Es indudable que puede ser muy útil.

Me parece que lo mejor es que venga de turista a Caracas y aquí le arreglaremos la estadía por el tiempo que dure. En cuanto a la acción publicitaria de que me habla nos vendría muy bien en estos momentos, porque tenemos los comandos en todas partes trabajando en lo mismo y algo hemos conseguido, aunque el dinero que los canallas sustraen al país para esos menesteres es un argumento grande ante la prensa mercenaria que soportan casi todos los países. Las excelentes condiciones de la persona para estos fines descarta que lo hará con eficacia. Por eso es de interés que se venga enseguida.

Sobre la situación argentina, como Usted manifiesta, marcha aceleradamente hacia su total liquidación y, si en esta ocasión, sabemos mantener una absoluta intransigencia en la línea histórica, haciendo a un lado las soluciones políticas circuns­tanciales, mediante el mantenimiento a todo «trance de la insurrección popular que impulse a nuestra gente hacia soluciones definitivas, podemos esperar que el triunfo enorme y definitivas proporciones. Por eso creo que allí de agotarse los argumentos a fin de que todos trabajen en esa lí y se dejen de estar pensando en tonterías políticas que lo que pueden arrimar son sinsabores y fracasos. No todos

comprendido lo que está pasando en nuestro país y la falta de un enfoque real ya nos ha acarreado graves inconvenientes, con sus secuelas de fusilamientos, prisiones, etc. Hay que terminar con el golpismo militar oportunista para dejar actuar al Pueblo en toda su intensidad y ponernos nosotros a acompañar a ese Pueblo que ló hará todo, si las instrucciones y directivas se cumplen bien y la insurrección que propugnamos se intensifica y se extiende como vemos que está sucediendo en todas partes. La organización de nuestras fuerzas es por ahora lo funda­mental. Vemos que el caos se viene y cuando este caos se produzca, la última palabra la dirá quien posea una masa organizada y disciplinada que se haya preparado para dominar ese caos y llevarlo adelante.

Por eso tengo la misma inquietud que descubro en su carta: que la canalla dictatorial se apure demasiado y no tengamos tiempo de organizamos mejor. Me preocupa que en todas partes se trata de accionar, pero en pocas partes la gente se ocupa de estar bien organizada. De nada vale dar un golpe de Estado si luego no ha de poderse dominar lo que resulta de él. Tampoco nosotros podremos pensar en derribar la dictadura si no tene­mos los elementos preparados para aprovechar bien en las consecuencias de los hechos que se produzcan. Que la dictadura se viene abajo, no hay duda, Lo que hay que asegurar ahora es que el Pueblo "se venga arriba".

En otra seré más extenso, porque quiero que ésta salga enseguida para ésa a fin de que el amigo de Río no se detenga.

Un gran abrazo

Firmado: Juan Perón

martes, 8 de octubre de 2019

A 176 años del Sitio de Montevideo

Manuel Oribe



Antecedentes

En julio de 1836 Fructuoso Rivera, agraviado por los resultados a los que arribó una comisión nombrada para examinar las cuentas de su período de gobierno y también destituido del cargo de comandante de la campaña, recurrió a las armas. El 19 de setiembre de 1836 se produjo la batalla de Carpintería entre el ejército leal al gobierno de Manuel Oribe —al mando de éste y de Juan Antonio Lavalleja— y las fuerzas revolucionarias de Fructuoso Rivera, aliado con los unitarios argentinos exilados en el Uruguay, al mando del general Juan Lavalle. Tuvo lugar en las costas del arroyo Carpintería, en el departamento de Durazno.

Al año siguiente Rivera volvió a la carga, reforzado con tropas riograndenses, y consiguió derrotar a Oribe el 22 de octubre de 1837, en Yucutujá, departamento de Salto. Poco después, Rivera fue derrotado en la acción del Yí, pero la victoria brasileño-riverista de Palmar, el 15 de junio de 1838, dejó la República en manos de Rivera. Por otro lado, el bloqueo impuesto por una flota francesa a Buenos Aires, gobernada por su aliado en este conflicto, el caudillo gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, dejó incomunicado al presidente Oribe. Presionado desde el río y sitiado en la capital, Oribe presentó su renuncia el 24 de octubre de 1838, dejando sentada su protesta y legitimidad del cargo que le obligaban a abandonar.

La Guerra Grande

En 1839 estalló la Guerra Grande. El conflicto se extendió entre el 10 de marzo de 1839 y el 8 de octubre de 1851. Los beligerantes fueron, por un lado, los blancos de Uruguay, encabezados por Manuel Oribe, aliados de los federales argentinos, liderados entonces por Juan Manuel de Rosas; y, por otro los colorados, aliados de los unitarios argentinos. El conflicto trascendió ampliamente la colectividad propia de las repúblicas platenses y contó con la intervención, diplomática y militar, del Imperio del Brasil, Francia y Gran Bretaña, además de la participación de fuerzas extranjeras (italianos de Giuseppe Garibaldi, españoles y franceses), algunos de los cuales actuaron en condición de mercenarios.

De 1839 a 1842 los enfrentamientos se produjeron fuera del territorio oriental. El escenario fue el territorio argentino donde se enfrentaron unitarios y federales. Rosas puso a Oribe al frente del ejército federal y Juan Galo Lavalle hizo lo mismo con Rivera, el cual quedó al mando del ejército unitario. En septiembre de 1840, 17.000 hombres al mando del general Manuel Oribe intentaron hacerle frente a Lavalle, quien al mando de apenas 1.100, se retiró a Santa Fe. Su tropa fue constantemente perseguida y Lavalle fracasó sucesivamente en todos sus intentos de reorganizar su maltrecho ejército. Dicha campaña finalizó con su muerte el 9 de octubre de 1841 durante un tiroteo con una avanzada de las tropas federales en la ciudad de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia de Jujuy.

El Sitio Grande

La segunda etapa, de 1842 a 1851, se produjo en el territorio uruguayo. Después de su victoria en la batalla de Arroyo Grande (Entre Ríos), el ejército de Oribe cruzó el río Uruguay y el 16 de febrero de 1843 comenzó el sitio de Montevideo. Sería este el tercero de los sitios en que él participara y el más largo de todos, ya que duraría ocho años y medio, hasta el 8 de octubre de 1851.


Acto seguido, Oribe organizó un gobierno, conocido como Gobierno del Cerrito, como si nada hubiera ocurrido desde el 24 de octubre de 1838. Designó ministros, hubo un parlamento y se dictó una ingente cantidad de disposiciones legales. En esta etapa convivieron en el país dos gobiernos: el de Montevideo, llamado de la Defensa, afín a Rivera, y el de Oribe quien, en las afueras de la ciudad, tenía tres campamentos. Los campamentos se encontraban en el Cerrito de la Victoria, donde se organizaba la milicia, la "capital" estaba en "Restauración", localidad que actualmente es el barrio montevideano de la Unión, donde se manejaba la política, y el puerto en el Puerto del Buceo, donde se dirigía la economía del interior del país y por donde se sacaban los cueros para exportar. El Gobierno del Cerrito controló la totalidad del país hasta 1851, exceptuando Montevideo y Colonia del Sacramento. Aplicó la Constitución de 1830 como base de su orden jurídico. Algunas figuras destacadas de aquella administración fueron Bernardo Prudencio Berro, Cándido Juanicó, Juan Francisco Giró, Atanasio Cruz Aguirre, Carlos Jerónimo Villademoros y otros patricios, algunos de importante actuación política posterior.

Otro gran tema fue la propuesta de la reunificación de la Patria que realizó Rosas en 1845, con la reincorporación del Uruguay a las Provincias Unidas del Río de la Plata, anulando las imposiciones de la Convención Preliminar de Paz. Oribe no quiso decidir sobre este acto trascendente y envió el tema a tratamiento de una comisión parlamentaria que, finalmente, no definió nada. En cambio, Juan Francisco Giró, partidario de Manuel Oribe, lo acompañó en el Gobierno del Cerrito y actuó como su encargado en la misión que, en 1845, obtuvo el reconocimiento de la independencia del Uruguay por parte de España.

La defensa de Montevideo


Mientras Oribe sitiaba Montevideo, los colorados organizaron el Ejército de la Defensa, comandado por el militar unitario argentino José María Paz y el oriental Melchor Pacheco y Obes. A él se sumaron varios grupos de las colectividades de francesa, española e italiana, todas ellas inmigrantes y mayoritariamente residentes en Montevideo que formaron "legiones" que numéricamente superaron en conjunto a los propios efectivos orientales con los que contaban los colorados. Debido a la continua ola inmigratoria iniciada en 1830, la gran mayoría de estos inmigrantes se concentraban en la capital donde eran enrolados como combatientes colorados.

Según observadores extranjeros en la ciudad de Montevideo, como el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento que fue de camino en su viaje alrededor del mundo en 1848, la proporción de habitantes en la ciudad era según el padrón de 1843.

habitantes de la ciudad de Montevideo:
europeos:.....15.252
orientales:....11.431
argentinos:.....3.170
africanos:.......1.344
Los habitantes se organizaron en milicias por nacionalidades. Ellas eran:

legión argentina
legión italiana, bajo el mando de Giuseppe Garibaldi
legión vasca
2 batallones franceses, bajo bandera oriental
1 batallón de montevideanos
3 batallones de negros libertos
El italiano Giuseppe Garibaldi en esa época se había instalado en Montevideo. En 1842 el gobierno de la Defensa designó a Garibaldi al mando de la flota, librándose el 16 de agosto de 1842 un combate naval en el Río Paraná cerca de la localidad de Costa Brava. Las naves comandadas por Garibaldi fueron derrotadas por las fuerzas de Guillermo Brown. Garibaldi volvió a dirigir una escuadrilla naval, al frente de la cual logró impedir que las naves de Brown ocuparan la Isla de Ratas, en la bahía de Montevideo (que pasó entonces a llamarse Isla Libertad), logrando así impedir el intento de la flota rosista de bloquear Montevideo.



Garibaldi organizó una unidad militar que denominada la Legión Italiana, al frente de la cual se puso al servicio del Gobierno de Montevideo. Entre sus acciones militares se destaca la que tuvo lugar en las afueras de las murallas de Montevideo, llamada el Combate de Tres Cruces, el 17 de noviembre del 1843. Luego de ello -nuevamente embarcado en su flotilla, y apoyando a las escuadras de Francia e Inglaterra-, participó en la ocupación en 1845 de Colonia del Sacramento, de la isla Martín García, de Gualeguaychú y de Salto. Audaz, propuso acciones como el secuestro de Rosas, que no fueron aceptadas por el Gobierno de Montevideo, que temía perderlo con ellas.

Final

El año 1851 la situación sufrió un cambio radical. Por un lado, el diplomático Andrés Lamas obtuvo del Imperio del Brasil el compromiso de intervenir en el conflicto en favor del Gobierno de la Defensa. Y, por el otro, el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza rompió su alianza con Rosas. El 29 de mayo se firmó en Montevideo un tratado de alianza ofensivo-defensiva entre el gobierno de la Defensa – que se presentaba como el único legitimo en el Uruguay -, el Imperio del Brasil y la provincia de Entre Ríos (los firmantes fueron, respectivamente, Manuel Herrera y Obes, Da Silva Pontes y Cuyás y Sampere). En su texto los firmantes acordaban “hacer salir del Uruguay al general don Manuel Oribe y a las fuerzas argentinas que manda”, y establecían que cualquier acto del gobierno argentino en contra de este propósito lo convertiría en enemigo de la coalición. El ejército oriental se colocaba bajo el general Eugenio Garzón, ex blanco que se había cambiado por discrepancias con Manuel Oribe.

El 19 de julio Uruguay fue invadido por Urquiza, que cruzó el río Uruguay por Paysandú, y por Garzón, que cruzó el mismo río a la altura de Concordia. En Paysandú se sumaron a Urquiza Servando Gómez, Lucas Píriz y otros oficiales oribistas, hartos de aquella guerra interminable y previstos de su resultado. Ignacio Oribe, que rechazó indignado una oferta para pasarse de bando, pretendió presentar batalla a los invasores, pero sufrió la deserción en masa de sus tropas. Manuel Oribe, entonces, dejó 6.000 hombres en el sitio y al frente de 3.000 se dirigió hacia Urquiza, uniendo esas fuerzas con las que le quedaban a su hermano Ignacio Oribe.

El 4 de septiembre 16.000 soldados brasileños al mando del marqués de Caxias ingresaron por Santa Ana y Oribe comprendió que no tenía posibilidad alguna de resistir. El marqués no dudo en sobornar a numerosos políticos y oficiales de Oribe. Envió ante Urquiza a Lucas Moreno con instrucciones de llegar a un acuerdo y se retiró al Gobierno del Cerrito. Después de una larga negociación, se firmó el 8 de octubre de 1851 el acuerdo que ponía fin a la Guerra Grande. Según el mismo:

Uruguay quedaba bajo el control del Gobierno de la Defensa, que se comprometía a convocar elecciones a la brevedad posible.
Se establecía que todos los orientales, al margen del bando que se hubieran alineado, tendrían los mismos derechos.
Que Oribe quedaba en libertad y podría disponer de su persona.
Que los actos del Gobierno del Cerrito se considerasen legales a todos los efectos.
Que el nuevo gobierno a ser elegido asumiría las deudas contraídas por aquél.
Se reconocía que la resistencia a la intervención anglo-francesa se había hecho con el propósito de defender a la independencia oriental.
Que, en definitiva, en el conflicto terminaba “sin vencidos ni vencedores”.

lunes, 15 de julio de 2019

Hace 63 años Perón le escribía al compañero Juan Garone




Carta al Sr. Juan Garone 15 de julio de 1956

Escrito por Juan Domingo Perón.

Colón, 15 de julio de 1956

Al Sr. Juan Garone. Santiago

Mi querido amigo:

Contesto su carta del 11 de julio pasado que me llega en estos momentos y le agradezco su recuerdo, sus informaciones y el envío del Boletín del ATLAS.

Ese Boletín no tiene desperdicio pues presenta descarnadamente la infamia cometida por la canalla dictatorial al atropellar bellacamente una organización internacional con la cual no tiene nada que ver. Le quedará el derecho a esa organización, en su momento, a reclamar todo más los daños y perjuicios. Este Boletín presenta tan claramente la cuestión que es conveniente que se difunda en las organizaciones del ATLAS en todos estos países y que los compañeros traten de hablar con los trabajadores y explicarles lo que ha pasado en la Argentina, oportunidad que se presta para decir también lo que está pasando en todos los demás aspectos en nuestro país. Si esto fuera suficientemente conocido podría 9ervir de base para cursar una comunicación a todos los países de manera que las filiales de ATLAS se dedicaran a agitar el ambiente obrero contra el Gobierno de Facto de la Argentina como culpable de un atropello inaudito contra la organización internacional de los obreros latioamericanos. Esto podría ser de gran efecto en estos momentos.

Usted habrá recibido por intermedio de D. Julio las directivas e instrucciones que le envié para la realización de la lucha en nuestro país. Hace cinco meses vengo luchando sin conseguir que el Pueblo Argentino se dedique a la resistencia civil, mediante la cual se desgastará a la canalla dictatorial, al mismo tiempo que, aprovecharemos nosotros para organizamos clandestinamente en la gran masa y sobre los núcleos existentes que quedan de la anterior organización. Esta falta de decisión para resistir a la dictadura ha surgido del hecho que los dirigentes estaban más inclinados a esperar un golpe de fortuna mediante los golpes militares que por un trabajo metódico de resistencia, sin darse cuenta que para el Pueblo no era negocio salir de las manos de una dictadura militar para caer en las de otra. Ahora los hechos me han dado la razón de lo que tantas veces dije a todos los que esperaban derrocar a la tiranía por un golpe de estado, hubiera querido equivocarme porque el precio ha sido demasiado elevado.

Espero que ahora persuadidos todos podamos dedicarnos a la resistencia civil. Nuestro problema es que el pueblo está un poco desorientado porque ha supuesto que la revolución fracasada el 9 de junio era nuestra, cuando en realidad era de los militares y esto ha traído un poco de confusión. Poseemos una inmensa masa popular que nos sigue y que quiere luchar por los derechos del pueblo y por su libertad, pero mientras esta masa esté inorgánica no podremos hacer nada: es necesario organizara a cualquier precio y de cualquier manera. Por eso para ganar tiempo, hemos ordenado la resistencia y, entre tanto nos dedicaremos a la organización clandestina de la masa en forma de poderla conducir con unidad de acción. Si ello se efectúa en la medida necesaria será después posible tentar la paralización del país en sus partes más fundamentales en forma de imponer a la canalla dictatorial nuestra ley o conducir el país al caos, única manera que el pueblo pueda tomar las cosas en sus manos y cobrar la enorme deuda que la canalla tiene contraída con él. Yo aseguro, con la enorme experiencia que tengo, que si la resistencia se realiza en la forma que se ha dispuesto en las directivas en poco tiempo podremos obrar decisivamente. Todo está ahora en que las directivas que se han impartido lleguen a la masa profusamente y que todos los dirigentes y afiliados a nuestro Movimiento se encarguen de hacerlas conocer hombre por hombre y que todos se pongan sin más a participar en su ejecución.

Por eso le remito un ejemplar para que se hagan sacar las copias necesarias y se hagan llegar también por su parte a todos los compañeros que se pueda a fin de comenzar sin pérdida de tiempo la difusión y la ejecución.

Yo creo que ordenar ya un paro general, y este es el criterio general que recibo de todos los demás Comandos, sería exponernos a un fracaso a plazo fijo, pues las condiciones actuales de la masa popular inorgánica, indecisa y confusa es difícil que obedezca a las órdenes sin conocerlas a tiempo y sin que los compañeros dirigentes les hagan llegar su palabra y su impulso. Lanzar un paro y fracasar sería una derrota definitiva. Nosotros no debemos dar pasos irreparables porque la lucha puede ser larga y penosa para nosotros. Creo que todo puede congeniarse bien, lanzando primero la resistencia, organizando la masa entre tanto esta se realiza, se intensifica y se extiende a todo el país y luego mediante esta intensificación general se va pasando insensiblemente a la paralización de todo. Este procedimiento permite conducir las cosas y seguirlas racionalmente, sin dar un salto en el vacío como sería ordenar ya para un plazo fijo la paralización, que bien podría ser que por las condiciones y situación de ese momento no conviniera. Un paro general simultáneo y exhaustivo es una cosa muy difícil si parte de una situación que no ha sido suficientemente preparada. En cambio no es tanto si se va preparando paulatinamente un ambiente y una lucha que empeñe a todos en la resistencia, de la cual, la paralización, no sería sino una etapa más.

En fin compañero, creo que lo que yo propongo es lo mejor y creo también que obedece a la actual situación de la masa popular a la que no se le puede pedir tampoco un esfuerzo demasiado grande por los hechos ocurridos y menos aun movilizarla sólo con nuestra intención y buena voluntad. Basar sin más decisiones en posibilidades que bien no pueden producirse es exponernos a un fracaso más inútil y que puede acarrearnos graves e irreparables inconvenientes. Por eso creo que hay que difundir las directivas, empeñarnos todos en que se pongan en ejecución lo antes posible, intensificar su acción por medio de la organización que se va afianzando y extenderla a todo el país mediante esa misma organización. Yo le pido que desde allí hagan todo el esfuerzo necesario y posible para que esto se realice. Desde hace ya algunos días se trabaja en el mismo sentido desde Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Cuba, etc. desde donde los Comandos han comenzado a difundir las nuevas directivas en forma intensa. Chile quizá sea el lugar más apropiado para hacerlo por su situación relativa a la Argentina. Desde allí se puede mandar gran número de directivas y los que las reciban en la Argentina ocuparse de hacer copias aunque sea a mano y pasarlas a los demás: la cuestión es hacer que se difundan lo más posible.

Yo he de sacar y seguir sacando copias para remitir por todos los medios a todas partes. Sólo una profusa distribución puede saturar la masa popular como se necesita. Toda difusión será poco, por eso hay que multiplicarse y conseguir llegar a todos los peronistas y los que aún no siéndolo quieren luchar contra la tiranía que azota al país. Cada día que pasa la dictadura estará más gastada y su vida se desarrollará dentro de una espiral de caída, nosotros sólo aceleraremos su derrota mediante una acción de guerra sin cuartel y sin descanso. Usted ha visto que toda acción militar ha fracasado. Eso se debe a que se ha cometido el error de pretender sacar las tropas antes que el pueblo haya preparado el ambiente. Si una guerra sin cuartel desgasta la fuerza de la dictadura y el pueblo crea un ambiente de caos mediante una resistencia sistemática, todo vendrá sólo a medida que esas medidas vayan produciendo su efecto. No necesitaremos que esas fuerzas militares peleen, sino que no hagan nada, para vencer ampliamente a la canalla.

Le ruego transmita mis afectuosos saludos a todos los compañeros.

Un gran abrazo. Firmado: Juan D. Perón.

jueves, 7 de febrero de 2019

Hace 69 años Perón creaba la Comisión Nacional de Cooperación Económica




El 7 de febrero de 1950 quedaba constituida la Comisión Nacional de Cooperación Económica, el presidente Perón diría: “Debemos mantener una posición intermedia entre comunismo y capitalismo. El comunismo es el cataclismo económico y social provocado desde el gobierno. La antítesis de esto es el capitalismo que, por no ceder a la evolución de los tiempos, quedó rezagado en la historia”.